La pérdida auditiva se suele descartar como parte intrascendente del envejecimiento. Por ello, muchas personas esperan años antes de buscar soluciones. En promedio, una persona tarda siete años hasta que se le colocan audífonos después de haber notado una pérdida auditiva. [1] De los adultos de 20 a 69 años que podrían beneficiarse del uso de audífonos, menos de uno de cada cuatro los utilizó alguna vez. [2]
Si está pensando en postergar la compra de audífonos hasta que su audición empeore, quizá deba reconsiderarlo. Se demostró que cuanto más tiempo espere, más difícil será tratar la pérdida auditiva. Afortunadamente, la tecnología actual facilita más que nunca la detección de la pérdida auditiva y la búsqueda de soluciones eficaces. El tratamiento oportuno no solo mejora la audición, sino que también puede tener un gran impacto en la salud, el bienestar y la calidad de vida en general.