Ese regalo envuelto parece inocente, pero en su interior puede haber un juguete tan ruidoso que podría dañar la audición de un niño. Por ejemplo, un juguete de karaoke para niños puede llegar a 95 decibelios (dB), similar al sonido generado por un cortacésped eléctrico o una motocicleta. A 95 dB, la audición de un niño puede dañarse en aproximadamente 30 minutos.
Los oídos de los niños son mucho más sensibles al ruido fuerte que los oídos de los adultos, y cualquier pérdida de audición inducida por ruido que se produce es permanente. Así que es crucial averiguar cuánto ruido produce un juguete antes de comprarlo. Cada año, la asociación sin fines de lucro Sight & Hearing Association (www.sightandhearing.org) publica una lista de los juguetes más ruidosos, que incluye los niveles de decibelios generados por cada uno.
Esta es una buena regla general: si es demasiado ruidoso para usted, es demasiado ruidoso para un niño. Si no hay forma de evitar comprar un juguete ruidoso, considere medidas para evitar daños auditivos, como poner cinta adhesiva sobre los altavoces o solo permitir que los niños jueguen con él al aire libre, donde los decibelios se puedan dispersar.